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30 de julio de 2009

bibliotecas, información y acceso

Durante el fin de semana trabajé en varias bibliotecas. Como tengo la irresistible tendencia a distraerme con lo que me rodea, por ahora en claro desmedro de mi investigación, observé algunos contrastes que creo merecen compartirse aquí.

El fin de semana los LRC's de la universidad cerraron hacer un mantenimiento general (má bien cosmético) por lo que trabajé en la bioblioteca local de Kingston. Naturalmente no hay parámetros de comparación, son dos espacios con diferentes finalidades y 'públicos', lo interesante fue observar a qué va la gente a la biblioteca local. De hecho una de las 'atracciones' es el uso gratuito de internet. El Reino Unido 'funciona' cada vez más de manera dependiente de este recurso: trámites, formularios, búsquedas, transacciones, negocios, redes sociales y hasta relaciones sentimentales, todo esto y mucho más se hace por internet.

Adicionalmente a una limitada pero útil selección de textos referenciales en ciencias, artes, leyes, etc., así como también novelas, cuentos, poesía y videos en VHS y DVD, otro aspecto interesante es que alguna gente, especialmente adultos mayores, asiste a la biblioteca a leer el periódico, es posible acceder a una resperable cantidad de diarios nacionales (no he visto tabloides, lo cual es un alivio, pero puedo estar equivocado) y a archivos relativamente extensos. Asimismo, hay bastante información sobre programas de educación para adultos, ocio y actividades de esparcimiento y voluntariado.

Es un espacio público que cumple varias tareas pero que está esencialmente dirigido a desarrollar un ambiente abierto y propicio para el acceso a la información. La biblioteca local posiblemente no busca expandir conocimiento sino más bien redistribuir la información que el ciudadano así requiera. Sin embargo no deja de ser un 'servicio público' unidireccional donde las limitaciones institucionales son preestablecidas, la norma se impone a la creatividad, el procedimiento al proceso y, ciertamente, lo individual a la construcción colectiva.

Por más simpática que suene la descripción de los servicios ofertados (incluso lujoso para quienes venimos de tierras mucho menos favorecidas) todavía advierto una enorme brecha entre el uso y la apropiación ciudadana del espacio público. Entiendase, no usurpación, sino apropiación. Las capacidades físicas y los recursos existen pero parece ser que el verdadero sentido democrático del acceso, utilización y beneficio tanto de la información como de lo público merece repensarse.

Esta semana ando 'navegando en dos océanos del conocimiento': la British Library y la bioblioteca del London School of Economics (LSE). Las impresiones serán otras y espero compartirlas pronto. Mejor vuelvo a mi lectura.

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