Se ha construido -y acaso instalado- una idea parcial y sesgada de las campañas de contraste. Muchas veces se la asocia únicamente al ataque, a la "guerra sucia", a la radical distancia entre mensajes, personajes, una candidatura o una narrativa respecto del extremo opuesto.
Por el contrario, el contraste debe ser "entendido como diferenciación,
más que como ataque. Diferenciarnos en forma y en fondo. En símbolos e
imágenes. En ideas y propuestas. Diferenciarnos de todos los
contrincantes e inclusive de los antecesores", señala de manera precisa y concluyente el consultor político Ricardo Amado Castillo (2019).
El contraste opera en función del contexto, los actores, la narrativa, los adversarios (que pueden ser contendientes, detractores o incluso blancos de una campaña de denuncia, por citar un ejemplo más cercano a acciones la sociedad civil) y sobre todo el cambio que se persigue.
Cierro con dos ejemplos distintos de contraste, con dos propósitos, actores, contextos y adversarios diferentes. El cambio, sin duda, es el eje central del mensaje, en el primero muy anclado en el discurso que diferencia desde la persuasión, en el segundo además en los símbolos y la estética que opera frontalmente, incluso con exceso.
Antes, el Gobierno les llevaba prostitutas, drogas, alcohol, celulares; les autorizaba controlar el crimen desde la cárceles y usar los polígonos de tiro (hay videos que comprueban lo que digo).
Nota: Segundo post una serie de recursos analíticos concisos sobre comunicación política, medios, opinión pública y campañas. Para ver los demás recursos sigue #NotasComPol.
Si la realidad choca con nuestras convicciones más profundas y preferimos recalibrar la realidad antes que corregir nuestra visión del mundo, estamos frente a un fenómeno llamado disonancia cognitiva.
El engaño y la mentira son artilugios del poder, lo han sido desde siempre. Sin embargo, ahora -en los tiempos del internet y la posverdad- más que nunca, operan en la construcción de la opinión y el moldeado de las opiniones de la gente. Las emociones atraen la atención y otorgan cercanía a los discursos, a las narrativas, por lo que la disonancia cognitiva le añade matices que nos acercan a una “verdad aceptable y preferible”.
Estudiado por el psicólogo estadounidense Leon Festinger a mediados del siglo XX, la disonancia cognitiva es una teoría que se refiere a cuando un hecho se confronta con nuestras convicciones más profundas o sistemas de creencias preferimos recalibrar la realidad en nuestro propio cerebro, ajustar los argumentos a partir de nuestras propias creencias antes que corregir nuestra posición. Así, nuestro cerebro experimenta un malestar cuando dos cogniciones, o una cognición y un comportamiento, se contradicen, por lo que opta por la versión más confortable (Festinger, 1957) (Aronson y Tavris, 2020).
La disonancia cognitiva nos impide admitir errores de una línea política o ideológica, por ejemplo, o posiciones contrapuestas a nuestras creencias. Se convierte en un recurso mental para parapetarse o encerrarse en una posición y desacreditar cualquier alternativa, lo cual, ante la polarización y la ausencia de respaldos concluyentes de medios o instituciones democráticas sólidas y aceptadas, la gente opta a “quién creerle”, reafirmando su decisión en una suma cero y dando un paso abierto a todas las teorías conspirativas que refuercen "su verdad".
El internet y la posverdad hacen el resto del trabajo.
Nota: Con este post inauguro una serie de recursos analíticos concisos sobre comunicación política, medios, opinión pública y campañas llamada #NotasComPol.
América Latina y el Caribe (ALC) es una de las regiones más golpeadas por la Covid-19 del planeta. con apenas 8,4% de la población mundial, ALC registra 20,6% de los casos detectados y el 32,3% de las muertes por la enfermedad. Al menos se han perdido 1,32 millones de vidas (sabemos que hay un subregistro y son muchos más casos y muertes).
Uno de los mayores déficits durante la pandemia por Covid-19 han sido datos comparativos y comprensibles para la ciudadanía, que permita dimensionar la crisis y también presionar por respuestas más certeras.
Los rebrotes han sido cada uno peor que el otro y si bien el comportamiento de julio indica una desescalada del tercer rebrote, la baja vacunación y una sostenida meseta podría indicarnos un pronto cuarto rebrote como se muestra más abajo. Véase el gráfico el siguiente gráfico solo con casos del registro oficial:
En una perspectiva histórica, los cambios tecnológicos de los últimos dos siglos han sido asombrosos, sin embargo vivimos un momento de incertidumbre equidistante a la velocidad del poder de la tecnología. José María Lassalle (escritor de El liberalismo herido) nos habla de una pérdida del rumbo, “estamos aturdidos ante el espectáculo de tanto poder y tanta incapacidad de gestionar adecuadamente este poder”.
Las grandes empresas tecnológicas, en buena cuenta, se sustentan en ideas cercanas a Alex Pentland (2011 y antes): desde una visión “hiper sistémica”, se auto atribuyen la capacidad de ser el “sistema nervioso” de la sociedad, poder regir desde los sistemas de provisión de servicios básicos, el transporte, las elecciones y por supuesto, el comercio y la publicidad.
Millones de personas lo intentan a diario. Ser un creador de contenidos se ha vuelto una aspiración para la fauna internauta. Desde gamers haciendo streaming de sus partidas, podcasteros, tiktokers, pasando por músicos independientes y hasta la pornografía casera, a diario hay cientos de miles de personas generando contenidos ern internet e intentando monetizar e independizarse.
¿Se puede vivir como creador de contenidos?
La respuesta genérica es que depende del contenido, la calidad, la comunidad que lo acoja y la codiciada viralidad, si dejar afuera la suerte.
Pero veamos algunos ejemplos: de los 7 millones de productores de contenidos en Spotify, músicos que suben más de 60 mil canciones cada día, apenas 184 mil logran ganar más de mil dólares al año, 83 dólares al mes. Solo unos 42 mil artistas en el mundo ganan unos 850 dólares al mes a través de esa plataforma. Mira el cuadro de The Economist:
Otras formas novedosas de monetizar por contenidos contenidos propios o las interacciones. Substack ofrece un servicio que te cobra un porcentaje de lo que lectores paguen por leer tus textos -periodistas, escritores y otros están optando por este tipo de plataformas. Uno de los puntos de contacto renovado es el boletín (newsletter), que alienta más suscripciones y por ende más ingresos.
El momento electoral es el acto de materializar un parte importante de la democracia, la representación política de la gente, al tiempo que es un rito ciudadano. En Bolivia tiene varias aristas peculiares, como la obligatoriedad -además del derecho- a votar, la no circulación libre de ese día y toda una secuencia durante la jornada electoral.
El pasado 7 de marzo me tocó por primera vez ser jurado electoral justo en medio de la pandemia (apenas fuimos 3 jurados para toda la mesa), en un contexto de alta polarización política y con una elección subnacional donde se elegían 5 niveles de representación con listas de entre 14 y 16 candidaturas.
Ese día compartí algunos pasajes "en vivo" de la experiencia en un hilo de Twitter -que se puede a continuación y en este enlace-, pero como fuimos apenas alcanzamos el mínimo de jurados en la mesa requeridos, nos llevó algo más de 15 horas continuas de trabajo procedimental con apenas unos breves intervalos de descanso.
Primera vez que salgo sorteado jurado electoral, ayer me llegó la notificación oficial del @TSEBolivia.
Decidí narrar la experiencia en un 🧵 que arranca con este tuit e irá hasta varios días después de la elección, pues me tocará aislarme después del 7 de marzo. pic.twitter.com/2zJnRX69UU
A casi un mes de la jornada, recojo reflexiones más digeridas en este post que sigue más abajo, diría incluso que una etnografía del electorado, el despliegue partidario (del MAS) y el voto. La experiencia me permitió observar el comportamiento social y político en mi mesa de manera mucho más cercana a la experiencia regular de ir a votar y volver al conteo de votos.
Un hecho recurrente en muchas mesas del país y verificable por los datos del cómputo oficial es que los votos por concejales y asambleístas recibe mucho más votos blancos y nulos que por alcalde y gobernador/a. Es más, la última franja, de asambleístas por población no tenía fotos y fue aún más pifiada que las filas otras filas.
Comparto en este post la conformación final de los Concejos municipales en las diez principales urbes de Bolivia. Los resultados reflejan el cómputo registrado en el sitio de cómputo oficial del TSE del país.
Al final del post comparto la metodología y las herramientas usadas, pueden servir para la réplica o aprendizaje.
La publicación en revista científica The Lancet le dio aval a la vacuna Sputnik V, la vacuna rusa desarrollada por el hasta ahora nada prestigioso Centro Gamaleya, dando un giro de certezas a las varias dudas (diría que justificadas por la opacidad del régimen ruso) que despertaba hasta ahora por su anuncio anticipado y sin publicación de pruebas clínicas de fase tres.
Hay razones para sentir alivio. La eficacia del 91%, la capacidad de transporte y almacenado en condiciones menos exigentes de frío (comparada con Pfizer o Moderna), el precio y la tecnología tecnología de vector viral que también es utilizada por las vacunas de AstraZeneca y que permitiría estudiarse colaboraciones y producción masiva en muchas partes del mundo. Insisto, son buenas noticias.
En tiempos de posverdad, con un creciente escepticismo hacia las vacunas (aunque parezca increíble), descréditos y manipulación mediática y política de la pandemia y una diplomacia/geopolítica de las vacunas en creciente intensidad, me resultó singularmente llamativo la narrativa de la vacuna "socialista" al referirse a la Sputnik V.
Desde ataques hasta elogios, una vez se anunció la compra en Argentina para luego irse considerando en otros países de América Latina, un ángulo del debate y la polémica estuvo enmarcado sobre el supuesto "origen socialista" de la vacuna rusa.
😂🤣😂🤣 como ahora eres "socialista" ve y compra la vacuna sputnik V en Rusia 🇷🇺. Veamos si te venden 🤭.
¿Rusia socialista? Conciso y directo, esto dice Putin:
Las relaciones contrahegemónicas de Rusia en América Latina le han fijado en un espectro narrativo de "socialista", siendo que el régimen ruso es más bien nacionalista con un capitalismo agresivo y control estatal de grandes industrias estratégicas. A su vez, Rusia es capaz de alentar narrativas contrahegemónicas aún a pesar de que se le perciba -siempre hacia afuera del mundo rusofónico- como aliado del socialismo.
El desarrollo tecnológico ruso tiene fuertes contradicciones, una tradición imperial -anterior a la Unión Soviética, téngase siempre en cuenta- expansionista, un agresivo control de recursos naturales y mercados asociados, así como una heredada industria del tiempo soviético que aún le permite ser una potencia industrial (y hasta espacial).
Las narrativas en la posverdad juegan un rol decisivo para construir o inventan "argumentos" que luego desacrediten o habiliten ciertos actores o resultados, como la vacuna rusa, no precisamente por sus condiciones materiales o demostradas, sino por el aura que la condiciones alrededor.