El momento electoral es el acto de materializar un parte importante de la democracia, la representación política de la gente, al tiempo que es un rito ciudadano. En Bolivia tiene varias aristas peculiares, como la obligatoriedad -además del derecho- a votar, la no circulación libre de ese día y toda una secuencia durante la jornada electoral.
El pasado 7 de marzo me tocó por primera vez ser jurado electoral justo en medio de la pandemia (apenas fuimos 3 jurados para toda la mesa), en un contexto de alta polarización política y con una elección subnacional donde se elegían 5 niveles de representación con listas de entre 14 y 16 candidaturas.
Ese día compartí algunos pasajes "en vivo" de la experiencia en un hilo de Twitter -que se puede a continuación y en este enlace-, pero como fuimos apenas alcanzamos el mínimo de jurados en la mesa requeridos, nos llevó algo más de 15 horas continuas de trabajo procedimental con apenas unos breves intervalos de descanso.
Primera vez que salgo sorteado jurado electoral, ayer me llegó la notificación oficial del @TSEBolivia.
— Pablo Andrés Rivero (@payorivero) February 15, 2021
Decidí narrar la experiencia en un 🧵 que arranca con este tuit e irá hasta varios días después de la elección, pues me tocará aislarme después del 7 de marzo. pic.twitter.com/2zJnRX69UU