En noviembre de 2005 escribí uno de los primeros ensayos de este blog sobre el Parque Nacional Sajama.
Nuevamente tuve la suerte de poder visitar el mismo lugar con mejor conocimiento de las oportunidades que ofrece este hermoso Parque así como también ampliar mi asombro por nuevos lugares que quiero compartir con ustedes. Luego de tomar un desvío en la carretera a Tambo Quemado el destino recomendado es el albergue Tomarapi.
Este lugar ha sido desarrollado por la comunidad de Tomarapi constituido como una empresa comunitaria que ofrece un excelente servicio: energía solar, muy buena ducha, limpieza, muy buena comida y mucha amabilidad. La base de la alimentación es la llama y la alpaca (ésta última tiene una carne muy rica y suave, ideal para el clima y las actividades que se realizan en el parque), pero ofecen muchas opciones para vegetarianos y demás bichos raros.
Hacia el este se encuentra el ganado camélido: miles y miles de alpacas y llamas destinadas a la producción de carne (cero colesterol) así como la elaboración de tejidos. Hacia el oeste es posible visitar las aguas termales, una tranquilizante laguna de que acoge a aves silvestres, flamencos andinos y a intrépidas vicuñas dispuestas a sacear su sed.
En este mismo punto, en dirección al imponente Sajama es posible ver el renacimiento del bosque de queñuas que antiguamente reinó en el lugar. En dirección norte sugiero tomar el desvío hacia los bofedales de acogen a la mayor cantidad de vicuñas que habitan el parque. Es posible observar a este extraordinario animal a pocos metros de distancia y en su hábitat natural. La época en la que estamos (verano) es ideal para ver crias y grupos numerosos, según pobladores del lugar. Las aguas termales son extraordinarias fuentes naturales que invitan a sumergirse más allá del clima (por lo general muy frío). Siguiendo el circuito, al llegar al pueblo de Sajama es posible visitar los geiseres.
El camino es malo pero vale la pena el esfuerzo de llegar para poder observar la fuerza del planeta y la presencia viva de las montañas y su actividad volcánica. Siguiendo el recorrido, no si antes volver a Tomarapi para recargar energías durante la noche, partimos sin mucha información pero con entusiasmo hacia la comunidad de Sabaya.
Difícil acceso, caminos confusos y largos 30 Km. de calamina (camino de tierra muy accidentado) que conducen a la puerta del circuito del río Lauca. Este circuito ha sido poco visitado y es por eso que escribo con mayor entusiasmo este artículo porque creo que merece mayor valoración y por ello más visitantes.
Este circuito aloja, entre muchas otras maravillas de fauna y flora, las chullpas de colores. A mi juicio mal llamadas "pintadas" ya que son verdaderas construcciones de bloques tipo adobes, con material original de diversos colores (principalmente rojo, ocre, verde y negro) y que forman figuras muy originales.
Según Marcelino, nuestro amable guía, alojaron a importantes autoridades o personalidades del mundo Inca. Fueron construidas a lo largo de varios kilómetros y se cuentan por decenas, algunas de ellas destruidas ya por la acción de aves que alojaron allí sus nidos. Es posible observar restos humanos en ellas pero sobre todo una calidad en la construcción y decoración, como un simbolismo difícil de explicar ya que parecen estar custodiadas por grandes volcanes que se extienden a lo largo de la frontera con Chile y el imponente Sajama.
Más al sur se visitan lagunas y reservas de borax que sirven de hogar a flamencos andinos y aves silvestres que se arrebatan al mínimo ruido. De acuerdo con Marcelino, el invierno es ideal para visitar esta zona por la baja de las aguas, en especial el río Lauca (caudaloso y complicado a la hora de cruzarlo en verano), el mejor acceso de caminos y la presencia de las aves mas cerca al mirador.
Al retornara Sabaya, Marcelino nos "regaló" la visita a la chullpa de piedra. Aún en exploración y en proceso de reconstrucción esta cullpa, de impresionante perfección en el corte de las masisas rocas, fue construida por los Incas cerca de la antigua ciudad de Carangas que hoy está siendo arqueológicamente intervenida.
En fin. Difícil acceso, largas horas de camino, rutas complicadas que se debaten entre la aventura y la incertidumbre. Paz absoluta, maravillas naturales y humanas lejos del mundo civilizado. Este es mi resumen y mi agradecimiento a tan amable gente y tan inolvidables lugares.
Como siempre gracias Saritah por acompañarme.
En este mismo punto, en dirección al imponente Sajama es posible ver el renacimiento del bosque de queñuas que antiguamente reinó en el lugar. En dirección norte sugiero tomar el desvío hacia los bofedales de acogen a la mayor cantidad de vicuñas que habitan el parque. Es posible observar a este extraordinario animal a pocos metros de distancia y en su hábitat natural. La época en la que estamos (verano) es ideal para ver crias y grupos numerosos, según pobladores del lugar. Las aguas termales son extraordinarias fuentes naturales que invitan a sumergirse más allá del clima (por lo general muy frío). Siguiendo el circuito, al llegar al pueblo de Sajama es posible visitar los geiseres.
El camino es malo pero vale la pena el esfuerzo de llegar para poder observar la fuerza del planeta y la presencia viva de las montañas y su actividad volcánica. Siguiendo el recorrido, no si antes volver a Tomarapi para recargar energías durante la noche, partimos sin mucha información pero con entusiasmo hacia la comunidad de Sabaya.
Difícil acceso, caminos confusos y largos 30 Km. de calamina (camino de tierra muy accidentado) que conducen a la puerta del circuito del río Lauca. Este circuito ha sido poco visitado y es por eso que escribo con mayor entusiasmo este artículo porque creo que merece mayor valoración y por ello más visitantes.
Este circuito aloja, entre muchas otras maravillas de fauna y flora, las chullpas de colores. A mi juicio mal llamadas "pintadas" ya que son verdaderas construcciones de bloques tipo adobes, con material original de diversos colores (principalmente rojo, ocre, verde y negro) y que forman figuras muy originales.
Según Marcelino, nuestro amable guía, alojaron a importantes autoridades o personalidades del mundo Inca. Fueron construidas a lo largo de varios kilómetros y se cuentan por decenas, algunas de ellas destruidas ya por la acción de aves que alojaron allí sus nidos. Es posible observar restos humanos en ellas pero sobre todo una calidad en la construcción y decoración, como un simbolismo difícil de explicar ya que parecen estar custodiadas por grandes volcanes que se extienden a lo largo de la frontera con Chile y el imponente Sajama.
Más al sur se visitan lagunas y reservas de borax que sirven de hogar a flamencos andinos y aves silvestres que se arrebatan al mínimo ruido. De acuerdo con Marcelino, el invierno es ideal para visitar esta zona por la baja de las aguas, en especial el río Lauca (caudaloso y complicado a la hora de cruzarlo en verano), el mejor acceso de caminos y la presencia de las aves mas cerca al mirador.
Al retornara Sabaya, Marcelino nos "regaló" la visita a la chullpa de piedra. Aún en exploración y en proceso de reconstrucción esta cullpa, de impresionante perfección en el corte de las masisas rocas, fue construida por los Incas cerca de la antigua ciudad de Carangas que hoy está siendo arqueológicamente intervenida.
En fin. Difícil acceso, largas horas de camino, rutas complicadas que se debaten entre la aventura y la incertidumbre. Paz absoluta, maravillas naturales y humanas lejos del mundo civilizado. Este es mi resumen y mi agradecimiento a tan amable gente y tan inolvidables lugares.
Como siempre gracias Saritah por acompañarme.
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