Estoy con la vista perdida en los matices de la verde campiña inglesa mientras el verano lucha de manera furtiva con el gris profundo. Incontables pájaros de distintos colores, tamaños y melodías inscriben su presencia en este cálido escenario y derrepente intuyo la manera de explicarme. La búsqueda del nido. Aquel espacio necesariamente físico pero cuya verdadero efecto recala en el alma: el hogar. No aquel donde construí sueños o tejí historias presentes, sino aquel que sirva de tierra fértil para el devenir y el necesario trascender.
Las ralidades se construyen sobre sueños...
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