Ya que estamos, por qué no construir un debate más indagador sobre algunos temas aquí tocados. Mi fiel lector utópico y mi muy estimado amigo Sergio Sánchez (cuentista extraordinario, un artista de pura cepa que aún se prefiere ausente en esta vorágine bloggera) han apuntado dos ideas que, respetando valiosamente sus posiciones personales y acumulaciones intelectuales, posiblemente expresan gran parte de la contraposición política en Bolivia.
La política boliviana tiene esta particular característica de deleitarse y existir en el acto simbólico: la acción de la palabra y el verso político, conjugado esencialmente con el aparato escénico marcan el romance idílico con los seguidores y el disgusto repulsivo hacia los detractores. Un ejemplo recién horneadito, lo que Sabina Cuellar dijo ayer no sorprendió a nadie -en términos del mensaje-, pero si impacta el hecho que lo haya dicho una mujer de pollera, indígena, pastora y por si fuera poco lo dijo en quechua.
Esto de hecho sucede en todo acto político. La intersubjetividad es un recurso político por excelencia. Lo que aquí destaco es la tremenda relevancia e irrefutable impacto del acto simbólico en el devenir político.
Lo que Evo Morales logró a través de un aparato político efectivo (MAS) fue canalizar y sintetizar en sí mismo la conclusión dramática de un ciclo simbólico. Inaugura -y aquí comparto con lo comentarios del post anterior- un nuevo ciclo histórico en Bolivia. El ciclo de las contradicciones étnicas y el choque de las visiones civilizatorias, no basadas en los argumentos religiosos y culturales que Hutington sugirió en los 90s, sino basadas en cosmovisiones, valores y relaciones de pertenencia político-institucional que fraccionan al país.
Por lo anterior, no considero que vivamos una verdadera revolución concebida dialécticamente por Comuna (sepan reconocerse) o el indigenismo cocalero. Ahora bien, esto no quiere decir que sea un proceso pasajero, ni mucho menos, tendrán Evo para rato ya que él sintetiza, por ahora, la posibilidad de evitar verdadero enfrentamiento. Suena contradictorio? Espero sus comentarios. Ansiosamente.
Imagen obtenida en New York times.
La política boliviana tiene esta particular característica de deleitarse y existir en el acto simbólico: la acción de la palabra y el verso político, conjugado esencialmente con el aparato escénico marcan el romance idílico con los seguidores y el disgusto repulsivo hacia los detractores. Un ejemplo recién horneadito, lo que Sabina Cuellar dijo ayer no sorprendió a nadie -en términos del mensaje-, pero si impacta el hecho que lo haya dicho una mujer de pollera, indígena, pastora y por si fuera poco lo dijo en quechua.
Esto de hecho sucede en todo acto político. La intersubjetividad es un recurso político por excelencia. Lo que aquí destaco es la tremenda relevancia e irrefutable impacto del acto simbólico en el devenir político.
Lo que Evo Morales logró a través de un aparato político efectivo (MAS) fue canalizar y sintetizar en sí mismo la conclusión dramática de un ciclo simbólico. Inaugura -y aquí comparto con lo comentarios del post anterior- un nuevo ciclo histórico en Bolivia. El ciclo de las contradicciones étnicas y el choque de las visiones civilizatorias, no basadas en los argumentos religiosos y culturales que Hutington sugirió en los 90s, sino basadas en cosmovisiones, valores y relaciones de pertenencia político-institucional que fraccionan al país.
Por lo anterior, no considero que vivamos una verdadera revolución concebida dialécticamente por Comuna (sepan reconocerse) o el indigenismo cocalero. Ahora bien, esto no quiere decir que sea un proceso pasajero, ni mucho menos, tendrán Evo para rato ya que él sintetiza, por ahora, la posibilidad de evitar verdadero enfrentamiento. Suena contradictorio? Espero sus comentarios. Ansiosamente.
Imagen obtenida en New York times.
Estimado, evidentemente hay Evo para rato, hay discurso para rato, y no hay duda que su gestión de gobierno se ha mimetizado con una campaña electoral permanente (la foto de tu artículo es una pequeña muestra) lo que lo hace un actor político con grandes posibilidades de reafirmación electoral para el referendum revocatorio del 10 de agosto.
ResponderBorrarUna hipótesis: desde que el Estado de Derecho es inexistente en Bolivia, o sea, desde que el MAS a copado todo espacio público nacional y ha anulado al Tribunal Constitucional, toda locura se puede transforar en ley, de la cual se presume su constitucionalidad, y puede ser tan engañosa como la pregunta del referendum, porque nunca se habla de revocatoria de mandato sino del proceso de cambio (o sea, puedes estar a favor del proceso de cambio pero en contra de Evo y viceversa, pero la pregunta asocia las opciones de facto); entonces, si gana el "no" a Evo, probablemente pueda promulgarse una nueva ley que le permita presentarse nuevamente a elecciones so pretexto de, en su defecto, tener a las organizaciones sociales en la calle (cosa que pasaría si Evo pierde). Esta hipotética ley de relección sería nuevamente ganada por Evo, pero tengo la esperanza que no sea por un porcentaje tan alto, lo que lo obligaría a negociar y pactar con otras fuerzas y no imponer un discurso hegemónico de unos sobre otros. Eso sería democrático.
Es posible, que como en la anterior elección, la clase media (que nunca actua como clase) pueda marcar la diferencia ya que ha sido la más damnificada en estos 2 años y medio de gobierno del MAS y ha sido una parte importante del 53% de su electorado.
Obviamente esta hipótesis es puro cálculo político y no representa un pensamiento generalizado, aunque puede ser un escenario posible que podría despolarizar las posiciones. Hay que ver.
Saludos
Gracias estimado,
ResponderBorrarEl juego de escenarios que ofreces puede ser el más acertado o no, dependiendo de los resultados y como ya sabemos, predecir resultados nos lleva a una especulación peligrosa. Reflexionando un poco más, creo que "la revolución boliviana" liderada simbólicamente por Evo y ejecutada erróneamente por el MAS (que a través de su decantamiento burocrático ha dejado de ser el Instrumento Para la Soberanía de los Pueblos, al margen de algunos aguayos y ojotas en ciertos cargos públicos)atraviesa por una interrogante histórica que proviene de tres frentes, el primero: El hambre no espera, nobe qué! El segundo: Ahora es cuando! Y el tercero: Indio(s) de Mierda! Estos tres elementos te guiarán en mi apreciación sobre lo aún más abigarrado del comportamiento socio-político en las actuales contradicciones. Las variables, extrema pobreza (para mi, miseria), poder (cuando no!) y racismo, son las categorías a explorar. A ver tu que dices...