Artículo publicado en la separata del Aula Libre en Página Siete, el sábado 23 de abril de 2011.
Eventos recientes alrededor del planeta, como las aún persistentes protestas y cambios de régimen en el Medio Oriente o el devastador terremoto en Japón y el posterior desastre nuclear en Fukushima, han ocupado con particular énfasis la atención de la audiencia a escala global. El flujo de información ha sido fuertemente dinamizado por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTICs), impulsadas
además por las Redes Sociales en internet, Fenómeno también evidente en Bolivia.
Ahora bien, en el marco del análisis de tales acontecimientos desde nuestro país, ejercicio que se limita en la mayoría de los casos, al acceso a información a través de corporaciones de medios internacionales, cabe preguntarse sobre la construcción del mensaje/discurso que se reproduce y su relación con el juego de poder tanto a escala global como en dinámicas dentro del país.
Un texto que me parece pertinente para la revisión del encuentro histórico y práctico entre los Medios de Comunicación (sobre todo las grandes corporaciones y medios a escala y alcance global) y las esferas del poder en las sociedades capitalistas occidentales y sus periferias se titula “Los Medios y el Poder[1]” de James Curran.
Partiendo de un interesante análisis histórico sobre los medios de comunicación occidentales, el libro aborda tres preguntas claves acerca de la relación entre los medios, la sociedad y la política: ¿Cuánto poder tienen los medios? ¿Quién controla realmente los medios de comunicación? ¿Cuál es la relación entre medios de comunicación y poder en la sociedad?
Ahora bien, Curran afirma que la orientación liberal y de mercado que adoptan los medios europeos desde mediados del siglo XIX, que además perdura hasta nuestros días, se mantiene sobre todo por la capacidad de persuasión y de ejercer influencia, motivar el cambio o la movilización social, según sea el caso.
En esa vocación liberal, Curran sostiene que los medios de comunicación se constituyeron, en gran medida, en el espacio central en las relaciones Estado-mercado-sociedad y jugaron un papel importante en la construcción de la sociedad liberal ‘moderna’, los ‘nuevos medios’ contribuyeron ciertamente a la transformación de esa sociedad en el pasado y ciertamente los medios de comunicación aportaron decidida e innovadoramente al proceso de globalización, que reproduce los valores y relaciones de poder liberales.
Globalización y ‘nuevos medios’ están directamente relacionados con la ‘tecnologización’ de los medios y la capacidad de estas nuevas tecnologías por sobrepasar los mecanismos de control mediático (tanto corporativos como estatales) y permitir el planteamiento de nuevas ideas e información alternativa. Según Curran, “la mejor ilustración de este proceso de desplazamiento y dislocación operadora es proporcionada por el advenimiento del libro entre la alta edad media y la temprana edad moderna europea. Los medios de comunicación modernos asumió el papel de la iglesia, en una edad más secular, de interpretar y dar sentido al mundo para el público de masas. Al igual que sus predecesores sacerdotales, profesionales de la comunicación amplificaron los sistemas de representación que legitimaron el sistema social” (p. 77).
En el análisis contemporáneo, sin embargo, este aspecto puede rápidamente conducir a un determinismo tecnológico en el contexto de la ‘globalización’ sobre todo orientada por el mercado. Ante ello, Curran propone que los gobiernos nacionales son todavía actores claves de poder y equilibrio, incluso en el inevitable contexto globalizado, siendo las autoridades estatales aún gravitantes en las decisiones diarias y en la formulación de políticas públicas sobre todo en el ámbito de las regulaciones sectoriales (p. 183) ¿Será un propuesta replicable en contextos donde la institucionalidad reguladora del Estado aún es institucionalmente débil? ¿La ventaja de los medios y su evidente participación en el mercado, por otro lado, permite a las grandes audiencias acceder a información ‘objetiva’?
[1] Curran, J. (2002). Media and Power. London: Routledge.
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