Los periodistas Martín Caparrós y Diego Fonseca se hicieron una pregunta: ¿quién gana la Copa América de la corrupción? Resultó en este libro: 19 crónicas de Iberoamérica –sí, incluyendo a España- para transitar por un continente donde el principal deporte está en disputa entre el fútbol y la corrupción.
Y justamente me aguanté de escribir esta especie de anti-reseña hasta que la Copa América de fútbol esté en pleno ruedo. Porque el fútbol -si no lo sabremos los bolivianos en esta deplorable actuación en la Copa- está podrido por la corrupción. El fútbol nos encanta, nos reúne, nos ilusiona... pero está podrido por dentro, y lo sabemos.
Entonces, volviendo a la pregunta de Caparrós y Fonseca, y haciendo un real paralelismo con la Copa América, retomo el índice del libro y se hace súper difícil imaginar quienes serían "cabeza de serie", cómo se conformarían los bombos y los grupos, cuál sería "el grupo de la muerte".
Intenté un par de veces y la disputa es tan feroz que el ejercicio parece vano. Eso sí, debo decir, cual Catar en la Copa, en el libro España no pasa de la primera ronda. Muy bien escrita, engancha, conecta, pero, como dirían los comentaristas argentinos de Fox Sports, "no da la talla". Es corrupción de segunda división.
Así que resuelvo mi dilema saltándome etapas, con grupos imaginarios que se disputaron el pase de ronda por "diferencia de gol" y hasta "cantidad de tarjetas", por lo parejo que es la corrupción. Apuesto por mis cuatro semifinalistas: Honduras, Colombia, Cuba y México.