Ayer mi hermana me preguntó que opinaba del referéndum del domingo. En Bolivia, como muchos sabrán, este domingo se celebrará una consulta aprobatoria (o no) sobre la nueva Constitución.
He visto, por ejemplo el vídeo que 'la oposición' (entre comillas porque no se sabe bien quien es oposición en Bolivia) ha desplegado para apelar 'al corazón' (del cual tengo algunos comentarios que espero compartir con ustedes pronto). He visto también, como el presidente Morales ha comulgado el domingo en Potosí confesándose católico y respondiendo, como mejor lo sabe hacer, simbólicamente, a los afanes opositores de apelar a la sensibilidad intersubjetiva para derrumbar el proyecto 'revolucionario'.
Esta constitución (así con minúscula) es más que nunca política (así también, con minúscula) porque no deja de ser un instrumento discursivo. No supera su condición ficticia donde el camino no es debatido sino 'la belleza' del futuro. Ojalá las naciones se construyeran desde el papel. Ojalá los pueblos se imaginaran a si mismos desde el debate racional.
Como el voto es todo menos secreto e individual en Bolivia (ya comenté esto antes) y como dice James Dunkerley, 'en Bolivia escasean muchas cosas, casi todo, menos territorio e imaginación' yo expreso aquí mi voto (no menos simbólico que el de más de 3 millones de bolis): ni Si ni No, sino todo lo contrario.
He visto, por ejemplo el vídeo que 'la oposición' (entre comillas porque no se sabe bien quien es oposición en Bolivia) ha desplegado para apelar 'al corazón' (del cual tengo algunos comentarios que espero compartir con ustedes pronto). He visto también, como el presidente Morales ha comulgado el domingo en Potosí confesándose católico y respondiendo, como mejor lo sabe hacer, simbólicamente, a los afanes opositores de apelar a la sensibilidad intersubjetiva para derrumbar el proyecto 'revolucionario'.
Esta constitución (así con minúscula) es más que nunca política (así también, con minúscula) porque no deja de ser un instrumento discursivo. No supera su condición ficticia donde el camino no es debatido sino 'la belleza' del futuro. Ojalá las naciones se construyeran desde el papel. Ojalá los pueblos se imaginaran a si mismos desde el debate racional.
Como el voto es todo menos secreto e individual en Bolivia (ya comenté esto antes) y como dice James Dunkerley, 'en Bolivia escasean muchas cosas, casi todo, menos territorio e imaginación' yo expreso aquí mi voto (no menos simbólico que el de más de 3 millones de bolis): ni Si ni No, sino todo lo contrario.
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