La dinámica política a veces supera controladores de tiempo y espacio. El domingo pasado, el oficialismo Boliviano proclamaba la consecución de su proyecto histórico, la refundación del la patria a partir de un marco político-normativo. Días más tarde, un hecho delictivo 'salpica', como dice La Razón, a un alto miembro del gobierno del cambio.
El problema (mega problema) tiene dos grandes aristas: Primero que hay una persona muerta. La sangre tiene un valor politico-simbólico en Bolivia que el presidente Morales y su ámbito político sindical más próximo conocen muy bien y que acarrea consecuencias. Segundo, se ha insertado (y aquí empleo este término bajo criterios de spin-doctoring o 'manejo' político de medios y opinión) el elemento ontológico desestabilizador de toda la estructura institucional en el Estado: nuestra inseparable corrupción.
La 'irreversible' revolución democrática y cultural goza de un conflicto categórico: la reconfiguración de un mapa ético. Ésta, no solo pasa por la sustición de las élites políticas -como sugiere el Alvaro- sino fundamentalmente por la redistribución social de creencias y certezas sobre un verdadero cambio en el manejo de la cosa pública.
Concluyo como empiezo, la velocidad de los procesos políticos requiere no sólo visión aguda y lengua controlada, sino cuidado milimétrico por dónde se transita. A ver quien cae y los dejo con un hit para revolucionarios en sábado por la noche.
La 'irreversible' revolución democrática y cultural goza de un conflicto categórico: la reconfiguración de un mapa ético. Ésta, no solo pasa por la sustición de las élites políticas -como sugiere el Alvaro- sino fundamentalmente por la redistribución social de creencias y certezas sobre un verdadero cambio en el manejo de la cosa pública.
Concluyo como empiezo, la velocidad de los procesos políticos requiere no sólo visión aguda y lengua controlada, sino cuidado milimétrico por dónde se transita. A ver quien cae y los dejo con un hit para revolucionarios en sábado por la noche.
Estimado amigo, como bien manifiestas, este hecho puede salpicar mucho y ahora que estás en lo de la comunicación y la política te doy mi impresión acerca un tremendo error discursivo del gobierno boliviano. Se ha construido, erróneamente según lo que puedo leer de esta abigarrada realidad, un imaginario colectivo a partir del discurso del MAS: que el partido de gobierno es lo mejor que han podido parir estás tierras en cuanto a política, al mejor estilo de los seguidores de Manes (llamados maniqueos), caracterizados por la construcción doctrinal de la lucha permanente de dos opuestos irreductibles: el bien y el mal. Desde que Evo asumió la presidencia y quizás desde antes, ha construido ese discurso de nosotros (masistas, indígenas mejor si tienen antepasados aymaras, pobres, campesinos, excluidos) somos los buenos o encarnamos el bien y lo mejor de ser boliviano y ellos (clase media, neoliberales, oligarcas, citadinos, políticos tradicionales) son los malos o encarnan la maldad o lo peor de los bolivianos. Este discurso ha calado profundamente en las expectativas de las personas que creen en el "proceso de cambio" del que se llenan la boca los masistas. El error fatal de este discurso es que olvida un principio fundamental de la humanidad, que todos, pero todos, de alguna manera encarnamos el bien y el mal dependiendo de las circunstancias que cada uno viva. Por tanto deberían saber que en un conglomerado heterogéneo como el gobierno nacional (o cualquier otro) habrá algunos humanos más tendientes a la corrupción que otros. No habían sido tan buenos, ni tan honestos, ni tan transparentes como predicaban. Ese búmeran se vuelve ahora en contra del MAS. La población pensaba, ilusamente, que ellos eran los buenos y el choque contra la pared que se veía desde lejos es más fuerte de lo que pensaban. Lecciones aprendidas: 1. no prediques ama sua, ama llulla y ama quella (no seas flojo, no seas ladrón, no seas mentiroso) cuando no puedes cumplirlo; 2. no juegues con las expectativas (esperanzas)de la población; 3. si cometes 1. y 2. al menos ten una reacción rápida para dar una señal clara de que no apañas eso. Creo que esto más allá del hecho de la corrupción que es, como bien dices, casi una característica de este país es un golpe tremendo al andamiaje discursivo los seguidores de Manes.
ResponderBorrarEs que además la dialéctica deja de ser un 'patrimonio' hegeliano desde la perspectiva histórica de las intersubjetividades. El rollo está, creo yo, en la ética revolucionaria que el gobierno no puede inventar, porque quizá muy pocos en Bolivia pueden inventarla. Cae en su propia desgracia...
ResponderBorrarEn fin, lecciones aprendidas? no muchas, como siempre.
Abrazos!