Hay un dicho popular que reza: 'nada se pierde, todo se transforma'. Qué pasa entonces con aquellos seres que se pierden en el intento de ser seres, en el permanente ejercicio de tratar de 'encontrarse' o 're-inventarse'.
H
Eso de 'reinventarse' suena de lujo y más allá de ser un ejercicio altamente subjetivo requiere en cualquier caso, estoy seguro, de gran voluntad y determinación. Para algunos es una ejercicio obligatorio, como comenta Edmundo Paz Soldán sobre los migrantes latinoamericanos, y para otros, como se puede ver, es materia de marketing y ventas.
Yo quiero sugerir una acción alternativa: re-imaginarse. Imaginarse una y otra vez, ejercicio que nos despoje de la 'necesidad' de materialidades y que nos impulse a usar los sueños y las convicciones como mecanismos para lograr ser seres más interesantes. No creo que las cosas, las posesiones o las pertenencias sean negativas per se, sino la vorágine carnívora a la que nos entregamos por obtenerlas.