Es interesante ver como el fútbol tiene múltiples significados en Sudamérica. Aquí en Inglaterra (especialmente en el sur), la cuna del fútbol moderno y la actual 'meca' del mercado futbolero, no goza la intensidad de dinámicas sociales y más bien es un entretenimiento asociado a tomar cerveza y gastar millones en camisetas, souvenirs, entradas... y jugadores caros, mientras más caros, mejor!
Esta mañana revisaba las noticias y la esquina izquierda de mi corazón futbolero se regocijó de alegría al saber que los diablos rojos de Avellaneda, con un golazo del Rolfi, ganaron el clásico contra Boca (Aquí pueden ver el video). El tema de este blog surgió poco después cuando leí en un medio boliviano que durante el entre tiempo de ese partido hinchas de Independiente sacaron banderas paraguayas y bolivianas para acompañar cánticos de insulto hacia la barra de Boca.
Los medios argentinos también siguieron la noticia tras el airoso reclamo oficial de la Embajada de Bolivia en Buenos Aires. A pesar del comunicado oficial del club en el cual expresa 'repudio a unos pocos inadaptados', el caso es que no es la primera vez que las poco 'elegantes' barras bravas argentinas utilizan peyorativamente el significante 'boliviano' o paraguayo' para referirse a la basura, la bosta, al incivilizado comportamiento del marginal. Es un hecho constante y no sólo manifiesto en los tablones. Hace dos años estuve en el partido Independiente vs. Estudiantes en la cancha de Racing y los bolivianos eramos un sujeto maleable para el insulto mutuo.
El tema, retornando a la primera línea, es más complejo que sancionar deportivamente a un club por la actitud de sus hinchas. El rollo trasciende lo deportivo. Se reproducen estereotipos discriminatorios que son parte del diario vivir bonaerense, nacionalidades superpuestas en un mismo espacio que el complejo proceso migratorio y de exclusión no permitió entendimiento. Son muchos los ejemplos, y en varias latitudes, donde densos grupos migratorios son sujeto de discriminación y xenofobia. El fenómeno migratorio está directamente vinculado con la xenofobia, con la inmediata construcción del 'otro' como ser y colectivo 'inferior'. Bolita, cabecita negra, verdulero... qué difícil es entender la valentía que se requiere cruzar una frontera con la ilusión, la pena y el miedo como únicos compañeros.
Los medios argentinos también siguieron la noticia tras el airoso reclamo oficial de la Embajada de Bolivia en Buenos Aires. A pesar del comunicado oficial del club en el cual expresa 'repudio a unos pocos inadaptados', el caso es que no es la primera vez que las poco 'elegantes' barras bravas argentinas utilizan peyorativamente el significante 'boliviano' o paraguayo' para referirse a la basura, la bosta, al incivilizado comportamiento del marginal. Es un hecho constante y no sólo manifiesto en los tablones. Hace dos años estuve en el partido Independiente vs. Estudiantes en la cancha de Racing y los bolivianos eramos un sujeto maleable para el insulto mutuo.
El tema, retornando a la primera línea, es más complejo que sancionar deportivamente a un club por la actitud de sus hinchas. El rollo trasciende lo deportivo. Se reproducen estereotipos discriminatorios que son parte del diario vivir bonaerense, nacionalidades superpuestas en un mismo espacio que el complejo proceso migratorio y de exclusión no permitió entendimiento. Son muchos los ejemplos, y en varias latitudes, donde densos grupos migratorios son sujeto de discriminación y xenofobia. El fenómeno migratorio está directamente vinculado con la xenofobia, con la inmediata construcción del 'otro' como ser y colectivo 'inferior'. Bolita, cabecita negra, verdulero... qué difícil es entender la valentía que se requiere cruzar una frontera con la ilusión, la pena y el miedo como únicos compañeros.
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