15 de julio de 2009

De julio, su revolución y yo

Seguramente a esta hora la ciudad del Illimani celebra su revolución. La rebeldía de criollos inmortalizada en una tea, que en realidad fue una construcción discursiva, un artefacto diría Burkitt (1998), una llama de fuego que emana la eterna reinvención del martir. Nada hubiera tenido sentido si Murillo, el mentado, no lo hacia frente al estrado de su muerte.

Y como casi todo lo importante en Bolivia ocurre en las calles y entre multitudes, esta celebración imagino no estará siendo la excepción. La tea se encendió nuevamente y la significancia de ser rebelde merece pues el desborde de las emociones, la fiesta! El patrimonio simbólico más importante del imaginario boliviano, la fiesta. Acto de masas que en la cosmovisión andina siempre quiere decir 'doble': felicidad y tristeza, recuerdo y anhelo, colorido y sobriedad.

Con todo, que los prodigiosos sucumbés (bebida espirituosa a base de singani o alcohol etílico, dependiendo del precio y el estado del impaciente 'festejador', y decorada con clara de huevo) den coraje y alegria a mis orgullosos coterráneos quienes ya estarán brindando al canto único de 'saludando de julio el gran día'.

A mi me toda saborear imaginariamente el choclito con queso tostado del plato paceño o la llajwa con quirquiña, me toca mirar 'virtualmente' las montañas y el cielo azul, o reproducir en la memoria los rostros y figuras de la cotidianidad de mi ciudad, todo, con honda nostalgia pero con orgullo de caminar libre, con la tea en el corazón y silbando una kullawa...



Y para que la fiesta siga, aquí comparto una playlist con más temitas bolivianos, comenzando con un joyita!


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