Hay un dicho popular que reza: 'nada se pierde, todo se transforma'. Qué pasa entonces con aquellos seres que se pierden en el intento de ser seres, en el permanente ejercicio de tratar de 'encontrarse' o 're-inventarse'.
Hace algunos días salía de una reunión y al esperar el metro, mientras otros realizaban el tradicional acto londinenses de leer el gratuito vespertino, me quedé colgado a ésta publicidad de nike. Casualmente, buscando sobre el sonriente personaje del cartel (disculpen los ultra fanáticos del Chelsea, al ser mas adepto al Arsenal no tenia idea quien era este caballero), encontré un vídeo en Youtube que interconecta y 're-inventa' el sueño de miles o millones de niños del tercer mundo por llegar a las grandes urbes globales y triunfar (pueden verlo aquí).
Eso de 'reinventarse' suena de lujo y más allá de ser un ejercicio altamente subjetivo requiere en cualquier caso, estoy seguro, de gran voluntad y determinación. Para algunos es una ejercicio obligatorio, como comenta Edmundo Paz Soldán sobre los migrantes latinoamericanos, y para otros, como se puede ver, es materia de marketing y ventas.
Yo quiero sugerir una acción alternativa: re-imaginarse. Imaginarse una y otra vez, ejercicio que nos despoje de la 'necesidad' de materialidades y que nos impulse a usar los sueños y las convicciones como mecanismos para lograr ser seres más interesantes. No creo que las cosas, las posesiones o las pertenencias sean negativas per se, sino la vorágine carnívora a la que nos entregamos por obtenerlas.