23 de febrero de 2011

Tras el Guetto de Varsovia


Varsovia apareció en el plan de viaje un poco por casualidad, otro tanto por curiosidad. El corto tiempo (apenas 12 horas) y el severo invierno, sin embargo, limitaron demasiado mis posibilidades de describir y  observarla con detalle. 

A pesar de ello no es un destino muy clásico dentro de cualquier circuito europeo y alguna gente me ha preguntado ¿cómo es Varsovia? ¿qué fue lo más te gustó de Varsovia? Motivado en la inquietud de ese pequeña audiencia curiosa, ahí les va.

Castillo Real de Varsovia, foto propia
Varsovia me dejó la sensación de ser una ciudad en remodelación, en el proceso de reimaginarse y reconducir las herencias de un pasado reciente durísimo. Luce orgullosa la pujanza hacia la modernidad pero todavía conserva intacta las heridas de las Guerras, de las ocupaciones y de sus tránsitos por los ejercicios totalitarios comunistas.


El centro histórico conserva mucho de su arquitectura imperial, aquella herencia que como en muchas partes de Europa es una fuente de ingreso para generaciones que poco tienen que ver con el esplendor de tiempos pretéritos. Un lindo lugar, verdaderamente, pintorescas calles, atractivas iglesias y personajes como aquel organillero.

Eclipse solar (2011) en Varsovia, foto propia
Me queda el grato recuerdo de haber visto el eclipse solar en plena plaza junto al Castillo Real. El día comenzó frío y estaba nublado. De pronto, como a las 10 am empezó ligeramente a escampar ligeramente, lo suficiente como para admirar este espectáculo de la naturaleza.

Pero en este viaje, motivado además por curiosidades históricas, y ya estando en el lugar, fui a buscar lo que quede del Guetto de Varsovia, allí donde casi 500 mil judíos fueron encerrados por la ocupación Nazi, durante la II Guerra Mundial.

Encontré un folleto en el centro histórico, fui al museo pero ese día estaba cerrado (era martes), así que lo único que me quedaba era buscar algún vestigio en la ciudad. Caminé por la calle Prozna, desolada vía con edificios abandonados y fotos colgadas en la fachada de algunas de las miles de víctimas del holocausto. Un lugar escalofriante.

Finalmente, llegué al único vestigio del muro del Guetto, ubicado junto al estacionamiento de un instituto de inglés y en medio de edificios, prácticamente sin información turística (como casi todo Varsovia), quedan solamente unos pocos ladrillos sobre ladrillos:

único resto del muro original del Guetto, foto propia
Dejé Varsovia en un tren nocturno rumbo a Praga con la esperanza de volver algún día y caminar de nuevo esta ciudad en proceso de reimaginarse, tal vez de reconciliarse con su propia historia y su devenir. Espero que les guste esta galería de fotos:


3 comentarios:

  1. ¡Me gustó mucho! Y tienes talento para la fotografía. Linda la experiencia que tuviste y lo mejor es que la compartes.

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  2. Muchas gracias!
    Hay varios relatos por compartir, ya se vienen... :o)
    Saludos!

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