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10 de septiembre de 2021

La disonancia cognitiva en los medios y la política - notas #1


Si la realidad choca con nuestras convicciones más profundas y preferimos recalibrar la realidad antes que corregir nuestra visión del mundo, estamos frente a un fenómeno llamado disonancia cognitiva.

El engaño y la mentira son artilugios del poder, lo han sido desde siempre. Sin embargo, ahora -en los tiempos del internet y la posverdad- más que nunca, operan en la construcción de la opinión y el moldeado de las opiniones de la gente. Las emociones atraen la atención y otorgan cercanía a los discursos, a las narrativas, por lo que la disonancia cognitiva le añade matices que nos acercan a una “verdad aceptable y preferible”.

Estudiado por el psicólogo estadounidense Leon Festinger a mediados del siglo XX, la disonancia cognitiva es una teoría que se refiere a cuando un hecho se confronta con nuestras convicciones más profundas o sistemas de creencias preferimos recalibrar la realidad en nuestro propio cerebro, ajustar los argumentos a partir de nuestras propias creencias antes que corregir nuestra posición. Así, nuestro cerebro experimenta un malestar cuando dos cogniciones, o una cognición y un comportamiento, se contradicen, por lo que opta por la versión más confortable (Festinger, 1957) (Aronson y Tavris, 2020).

Captura: disonancia cognitiva UVG

La disonancia cognitiva nos impide admitir errores de una línea política o ideológica, por ejemplo, o posiciones contrapuestas a nuestras creencias. Se convierte en un recurso mental para parapetarse o encerrarse en una posición y desacreditar cualquier alternativa, lo cual, ante la polarización y la ausencia de respaldos concluyentes de medios o instituciones democráticas sólidas y aceptadas, la gente opta a “quién creerle”, reafirmando su decisión en una suma cero y dando un paso abierto a todas las teorías conspirativas que refuercen "su verdad".

El internet y la posverdad hacen el resto del trabajo.


Nota: Con este post inauguro una serie de recursos analíticos concisos sobre comunicación política, medios, opinión pública y campañas llamada #NotasComPol.

Referencias


25 de marzo de 2020

Diario de cuarentena | día 4 - datos y desinformación


En Bolivia se acaban de anunciar nuevas medidas por la pandemia, más drásticas aún que las ya impuestas, la paralización del país es inminente y las consecuencias apenas imaginables. 

Mientras escribo estas líneas, Italia es el país más afectado en muertes y muy probablemente lo será en casos también en un par de días. Pero lo de EE.UU. es impresionante, la curva de crecimiento de casos es vertiginosa (el centro de datos que sigo es de la Johns Hopkins University). 

En América Latina, la situación más preocupante es la de Ecuador, pero todos los países muestran tendencias críticas. Claro, aunque hay un par de Gobiernos que se lo toman con una parsimonia y desidia que alarma (le sugiero leer a Diego Fonseca en el NYTimes).

La Unisabana colombiana hace un monitoreo visual muy ilustrativo y que ayuda a la comprensión de datos para su país, pero también para la región, vean: https://www.unisabanamedios.com/coronavirus.

Este es el gráfico más sugerente para la región:


Bolivia no está en la estadística, pero vean que buena parte de los países de América Latina actuaron antes que España e Italia, aunque las medidas son insuficientes y parciales en varios países. El problema es que el crecimiento vertiginoso de casos -y la baja detección- muestra que en la región los "miles de casos" serán cuestión de días.

Con este recorrido de datos, quería apuntar algunas prácticas de datos e información. Ya sé, seguro que recibes buenas ideas, recetas caseras y una buena batería de bromas y recetas en tus grupos de WhatsApp, pero también circula un vendaval de desinformación, en algunos casos muy peligrosa, como esta reportada por el director de la Fundación Tierra.

¿Qué se puede hacer?


Mira, eso de dar "consejos" es incómodo, así que comparto algunas prácticas que sigo para intentar reducir el consumo excesivo de información y de paso "blindarme" lo más  posible de la desinformación.
  • Leo titulares y de 5 medios en Bolivia 
  • Sigo en Twitter a periodistas que confío por su rigor, seriedad y compromiso periodístico. Muchas veces confío en sus redes, pero a cualquiera se le escapa el tiro, así que contrasto. 
  • No me informo por Facebook
  • Escucho la radio, no tengo televisión
  • Sigo y leo a medios internacionales como la BBC, NYTimes, Guardian, AJ+ 
  • Diferencio la opinión del dato y la noticia
  • Escucho 2 podcasts de noticias en inglés: de la BBC y Daily del NYTimes, y algunos más de historias, discusiones científicas y opinión con rigor (de eso hablaré en otro post).
  • Tengo suscripción a algunos medios de profundidad y opinión, menos noticia al día y más digerida (cito algunos, Nueva Sociedad, The correspondent, The Intercept, Vox en YouTube, 

La OMS ha lanzado una interesante estrategia de información vía canales digitales, no estoy muy conectado salvo por su cuenta automatizada en WhatsApp, pero de eso también hablaré en otro post.