Luego del recurrente desayuno inglés (estilo galés, valga la ironía), un recorrido por el faro de Strumble Head y la inolvidable y maravillosa costa galesa, llegamos a Saint David, famosa por ser la ciudad más pequeña (de acuerdo a las viejas tradiciones británicas un pueblo adquiere la calidad de ciudad si es que es edificada una Catedral) en el Reino Unido.
Esta pintoresca ciudad, ubicada en el extremo suroeste del país, tiene dos principales atracciones: La catedral (por supuesto) y las ruinas del Palacio del Obispo, construido en el siglo XII. A tan solo una milla de la catedral se encuentran las ruinas del lugar de nacimiento de San David, patrono de Gales. Según los relatos locales, al morir este noble personaje fluyó sin obra humana alguna una vertiente de agua justo en aquel lugar. Es verdaderamente un lugar maravilloso, justo frente al mar en una interminable costa rocosa de impactantes acantilados pero que contiene un entorno único.
Ya por la tarde, seguimos el recorrido esta vez hacia el este, llegando un tanto por casualidad y cambio repentino de planes a Stackpole. Esta pequeña villa está rodeada de un Parque perteneciente a The National Trust. Mas allá de los hermosos senderos y las actividades al aire libre, este parque resguarda la bahía de Barafundle. Al recibir el tríptico del parque confieso mi sorpresa e incredulidad al escuchar que esta playa es una de las más bellas del mundo y de hecho es muy posible que lo sea.
Extremadamente pacífico, olas rítmicas, enérgicas pero sutiles, arena pura y asombrosos resguardos a ambos extremos. Esas son algunas palabras que seguramente no alcanzan para describir este facinante lugar.
Ya por la tarde, seguimos el recorrido esta vez hacia el este, llegando un tanto por casualidad y cambio repentino de planes a Stackpole. Esta pequeña villa está rodeada de un Parque perteneciente a The National Trust. Mas allá de los hermosos senderos y las actividades al aire libre, este parque resguarda la bahía de Barafundle. Al recibir el tríptico del parque confieso mi sorpresa e incredulidad al escuchar que esta playa es una de las más bellas del mundo y de hecho es muy posible que lo sea.
Extremadamente pacífico, olas rítmicas, enérgicas pero sutiles, arena pura y asombrosos resguardos a ambos extremos. Esas son algunas palabras que seguramente no alcanzan para describir este facinante lugar.
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