6 de marzo de 2010

Con el corazón (y la reflexión) en Chile

Hace algunos días le escribí a un entrañable amigo chileno que sólo me cabe en el plano de la imaginación el terrible espanto de lo vivido por ellos durante el terremoto así como la angustia de los subsiguientes días de destrucción, escasez, incertidumbre y frustración.

He quedado muy conmovido con la magnitud de la catástrofe y he seguido durante toda la semana la cobertura informativa con tristeza. No escribí al respecto ya que encontré una cobertura bloguera muy rápida y buena. Sentí además que no aportaría más que al innecesario comentario.

Y es que en Chile viví casi un año como voluntario de Opción Latinoamérica, aprendí y crecí mucho, trabajé con gente muy bacán -como dicen ellos- hice grandes amigos y conocí maravillosos lugares, entre ellos, Concepción hoy terriblemente golpeado y Caleta Tumbes, casi destruida.

Años después también participé como voluntario de 'Un Techo Para Chile' en la construcción de viviendas de emergencia en los cerros de Valparaíso, experiencia de la cual aun tengo fuertes discrepancias pero reconozco su gran capacidad de movilización y acción.

Hay fuertes controversias sobre las condiciones de construcciones nuevas que supuestamente deberían cumplir normas de seguridad antisísmica, hay fuertes críticas a la desinformación al tsunami (sugiero por ejemplo ver las curvas políticas) e incluso se critica la posición inicial gubernamental de autosuficiencia. No creo tener autoridad ni la información para opinar al respecto.

También se organizó en tiempo record (cuatro días) el evento 'Chile ayuda a Chile'. Con un despliegue mediático impresionante articularon todos los medios disponibles para difundir un evento de 27 horas continuas que logró recaudar alrededor de 59 millones de dólares en donaciones, además de múltiples donaciones en maquinaria, alimentos, vituallas, enceres y muchos otros artículos (ver nota de prensa aquí).

Este evento lo he seguido con bastante atención a través del cable y, muy al margen de lo recaudado, me quedan estas sensaciones:
  • Sin importar el monto, queda claro que no hay forma de recuperar las vidas perdidas. La suma recaudada es mínima respecto a lo estimado para la reconstrucción (algo así como 30 mil millones de dólares). Por lo tanto, las obras de iniciadas por 'Un Techo para Chile' serán paliativos transitorios y no definitivas soluciones (ese fue siempre mi conflicto). Sin embargo, dadas las condiciones de los más afectados, un techo, aunque precario, es sumamente necesario. Seguramente la reconstrucción de infraestructura básica tomará meses.
  • La gran catástrofe ha servido con gran catalizador de un discurso de cohesión nacional que ha reconstruido brillantemente la chilenidad a partir de un símbolo: su bandera. Esto tiene enormes efectos políticos para ambos, quienes se van (ya muy pronto) y quienes llegan. El capital político acumulado por ambos permite enfrentar el recambio del liderazgo político en Chile de manera no pensada antes del terremoto.
  • Este fenómeno ha sido impulsado básicamente por los medios de comunicación. Su posicionamiento y acumulación de capital social, por lo tanto, va a estar enormemente consolidado en el mediano plazo.
  • El reto (o la pregunta) es sí la solidaridad se reconstruye (valga la coincidencia semántica) como un complejo 'objeto' hegemónico basado en algo así como la 'monetización emocional' o se basa en la recomposición de relaciones colectivas algo que, en una sociedad cada vez más individualista, sería una notoria transformación.
En suma, rescato la capacidad de movilización mediática, ciertamente impresionante. Me sorprende la rápida construcción discursiva, tan rápida que parece espontánea (disculpen la incredulidad). No me sorprende la politización simbólica de dicho acto de 'solidaridad' (o que piensan al ver a Presidenta y Electo en afectuoso abrazo final, bandera en mano?!) y espero que el término anglosajón 'accountability' sea aplicado retroactiva y prospectivamente, en especial considerando que se pudo salvar vidas y que la vida justa y digna es una obligación estatal.

Con todo, me reconforta ver a un Chile golpeado unirse y levantarse de entre los escombros. Un país al cual, entenderán, le tengo especial afecto.

Me quedo con la imagen de AP que colgué desde apuntes autistas en facebook, fue tomada por Roberto Candia en Pelluhue:


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