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No me sorprende el contenido, decía, porque en cuestión de material, tecnología, en fin, toda suerte de recursos, las instituciones educativas públicas británicas no tienen mucho que envidiar a las privadas, en términos generales.
El debate, sin embargo, es más amplio, porque ahora todos los ilustres diseñadores y arquitectos de políticas publicas y presupuestos se han dado a la tarea de buscar formas de justificar recortes presupuestarios y financiación de la ENORME deuda pública contraída durante la crisis reciente. Ahí viene el cuento de los 'juguetitos submarinos' con armas nucleares que el gobierno británico pretenden 'quitarle' a la marina (lean aquí) y seguramente habrá más.
Otro punto es el marco discursivo con que se aborda la temática educativa. ¿Desde cuándo el dinero en educación es un desperdicio? La obtusa imaginación y ética administrativa de algunos funcionarios públicos y educativos no deberían ser equiparados con una retórica de descrédito a la INVERSIÓN en educación, ¿o no? Otra vez, la noticia no es simplemente ofrecer información, sino fundamentalmente como la información es presentada.
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