25 de octubre de 2011

El TIPNIS, el triunfo de la meta-causa



El derecho a la vida, que significa el derecho a existir
El derecho a que ningún ecosistema,
ninguna especie animal o vegetal, 
ningún río o lago sea eliminado o exterminado
por la acción de los seres humanos
Evo Morales Aima
Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia

Asumí públicamente la causa por el TIPNIS como una meta-causa, o causa suprema, en junio del año 2010. Comenté entonces que "la resolución del XXIX Encuentro Extraordinario de Corregidores del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure Autónomo de los Pueblos Indígenas Moxeño, Yuracaré y Chimán del 18 de mayo de 2010, tal como señala el comunicado publicado en el sitio web habilitado para la defensa del TIPNIS había rechazado "contundente e innegociablemente" el proyecto carretero que pretendía atravesar el TIPNIS.

Han pasado meses, se hicieron muchas denuncias ante la opinión pública del país y del mundo en otros idiomas, líderes indígenas tomaron la vanguardia y muchos se sumaron a las movilizaciones y campañas online  (como la de Avaaz) y presenciales. La primera protesta que recuerdo fue en Cochabamba que se articuló a través del grupo "Defendamos el Parque Isiboro Sécure" que al principio tenia unos pocos cientos de seguidores sobre todo motivados por Pablo Rojas Paredes.


Partió la marcha y se sentenció que la lucha recién comenzaba -o como lo puse, en inglés "TIPNIS: the fight has just begun!" Se exigió que Evo Morales cumpliera su palabra con los pueblos indígenas, se elevó el pliego de demandas y La Paz respondió instalando una vigilia con el pleno apoyo de múltiples organizaciones de derechos humanos, la CONAMAQ, estudiantes, creyentes, habitantes de la ciudad e indígenas y cuanto peregrino sensato pasó por San Francisco.


Vino la represión en Yucumo del 25 de septiembre y allí explotó el tema.

La gran movilización en La Paz en defensa de los marchistas, el TIPNIS y la vida amplificó la gravedad del asunto y se hicieron evidente los quiebres en el ya inconsistente y necio discurso oficialista. Los marchistas debían llegar a La Paz y la ciudad se alistaba para la gran recepción. La VIII marcha indígena debía triunfar!

Los recibimos con mucha emoción como quedará registrado en las imágenes. Fue un gran encuentro -un reencuentro escribí para mi columna de los sábados- entre bolivianos. Pero la lucha no había concluido. No se trataba de tomar el palacio o tumbar al gobierno, como dije en agosto de 2010, sino de que se actúe en consecuencia, se cumpla la ley y la voluntad del pueblo, ante todo de aquellos quienes ven su vida afectada día a día por el avance de la colonización, el narcotráfico, el tráfico de recursos, en fin, la destrucción del parque.

Finalmente la Ley corta ha sido aprobada y ni la carretera Villa Tunari - San Ignacio de Moxos o ninguna otra pasarán por el Parque Nacional Isiboro Sécure. Lo que conduce a que el debate se traslade a otro plano, mucho más complejo pero acaso necesario: la territorialidad, la propiedad colectiva, la hegemonía del Estado sobre el territorio y la visión de desarrollo de unos y de todos.

Con todo, la marcha como acto de sacrificio extremo y lucha por los derechos colectivos concluye con un masivo apoyo ciudadano, reafirma una nueva etapa del encuentro, o del reencuentro ciudadano, reafirmando su carácter imperativo moral y civilizatorio.

¡El TIPNIS somos todos!

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