10 de noviembre de 2011

Conclusiones y lecciones de las Judiciales 2011


Foto: Los Tiempos
Hace dos semanas comenté en la columna sabatina del Aula Libre sobre los resultados de las elecciones Judiciales del 16 de octubre pasado. De entonces a la fecha, como se preveía, las dudas sobre el inconsistencia de algunos resultados no han sido aclaradas pero esto tampoco ha frenado la oficialización de las y los candidatos ganadores.

El proceso ha dejado, a mi juicio, cuatro conclusiones y también algunas lecciones que considero deben subrayarse para lo venidero. Veamos.

El bloque opositor insiste que el “rechazo” al proceso ha triunfado, mientras que el oficialismo reconoce un empate entre votos nulos y votos “válidos” y se ampara en la legalidad/legitimidad del proceso validado en las urnas. Desde una perspectiva política –aunque no debiera pero sí, corresponde una lectura eminentemente política- ambas posturas son parciales y de hecho inconsistentes.

Los datos globales reflejan que el voto nulo (40,7%) rechaza explícitamente el proceso de elección de magistrados y cuestiona la gestión de gobierno. El voto nulo en las ciudades de La Paz y Santa Cruz de la cierra –sumado a la contundente voz de Tarija, aunque ésta cuantitativamente poco relevante- es determinante en esta posición de interpelación al proceso y seguramente debe ser una llamada de alerta para futuras contiendas electorales.

El voto válido tiene algunas inconsistencias como la concentración de votos en unos pocos candidatos. Esto apoyaría la hipótesis de un voto consigna aunque, claro, no es un elemento fácilmente verificable. Lo que muestra, en términos generales, es que el 40,8% del electorado responde al llamado político del MAS de manera inequívoca, esto también es un dato a tener muy en cuenta para siguientes procesos plebiscitarios o electorales.

El ausentismo tiene aquí un comportamiento interesante. El histórico contemporáneo oscila alrededor del 15%, esta vez tuvimos un poco más de 20% de abstención, lo que denota un 5% del padrón (1,1 millones de ciudadanos bolivianos) que prefirieron no ir a votar. En un país donde el voto es obligatorio, normalmente la abstención se da por problemas en el registro al padrón, viaje, enfermedad, cambio de domicilio, aunque el excedente de inasistencia a las urnas frente al histórico podría traducirse como un rechazo radical a la convocatoria.

Elaboración propia. Datos OEP
El voto blanco es ámbito de alta disputa oficialismo-oposición por lo que propongo una lectura menos acalorada: En primer lugar, revisando los resultados del Tribunal Agroambiental, Consejo de la Magistratura y Tribunal Constitucional Plurinacional se aprecia que el voto blanco se sostiene en un 14,9% como promedio. Sin embargo, el voto blanco en la columna para el Tribunal Supremo de Justicia llega a casi 24% a nivel nacional. Esto sugiere que la disposición de la papeleta y la didáctica tanto de voto válido como de anulación para estas dos columnas no fue precisa. En segundo lugar, el voto blanco (18,2% de los votos emitidos) no es convertible a una posición política concreta. Emite un mensaje de desacuerdo ya sea con los candidatos o con la manera en que se encaró el proceso electoral.

En síntesis, más del 60% del electorado está interpelando, de una u otra forma, la forma de encarar el proceso de elección de magistrados (blancos), el régimen político (excedente de ausentismo histórico) y también la gestión de gobierno (nulos). Asimismo, el 40% del electorado permanece fiel al proceso y al mandato, así éste sea bajo convicción, clientelismo o corporativismo. El MAS, asimismo, ha ratificado que a pesar de las adversidades políticas y las inconsistencias es capaz de operar su maquinaria electoral de manera certera.


Comparto una breve presentación con cuadros sobre resultados generales y algunas conclusiones


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