México DF tiene sitios fascinantes e impensados como la última morada de Trotsky.
León Trotsky (Lev Davídovich Bronstein), el "héroe" de la defensa de la revolución del 18, el hombre llamado a "heredar la conducción" de la URSS tras la muerte de Lenín, el "traidor y conspirador" permanente, el esperanzado político que no renunció nunca a derrocar a Josef Stalin, murió en México el 21 de agosto de 1940 tras haber recibido un golpe certero de un piolet en la cabeza es este mismísimo escritorio de una casa de verano de Coyoacán, México:
Se han tejido muchas especulaciones e historias sobre la vida y el pensamiento (y vaya que también sobre la muerte) de Trotsky. El efecto político de éstas durante el siglo XX ha sido también contundente y desproporcionado en muchos casos.
En este post no me refiero a esas disputas ideológicas e históricas entre las corrientes marxistas. Tampoco a los amoríos y otros recovecos de la estancia final de Trotsky y su familia en México.
Me detengo en algunas impresiones de la casa alquilada por Trotsky en la calle Viena en Coyoacán, población hoy absorbida por la mancha urbana del DF.
Aunque no es una fijación premeditada, ya no tengo escapatoria. Después de haber estado en la tumba de Carlos Marx en Highgates (Londres) y el lugar de nacimiento de Stalin en Gori (Georgia), la plaza Roja de Moscú es una visita obligada.
Desde el ingreso mismo intenta ser benevolente con el vilipendiado personaje a través de una selección muy interesante de fotografías. A través de un archivo fotográfico en el hall de ingreso y también las habitaciones que ocuparon los vigilantes voluntarios, Trotsky es retratado en diversos momentos de su actividad, expectativas y designios políticos, que marcaron su vida misma.
Tras un callejón fabricado para que el público visitante acceda al patio central y desde ahí a toda la casa tal como la dejó Trotsky, comencé un veloz repaso del interesante libro de Leonardo Padura sobre la muerte -y el perpetrador del certero golpe- del personaje.
Un animal político por esencia, los vestigios de la última morada de León Trotsky reflejan esa inagotable vocación política. La casa, originalmente una casa de campo acondicionada para albergar a Trotsky y su familia, es amplia pero modesta. Tras una cocina simple conectada a una parca sala, Trotsky instaló a su equipo de mecanógrafas y secretarios que traducían y reproducían sus textos con "modernos" aparatos para la época. Junto a esta habitación se encuentra el escritorio principal y, más allá, una pequeña habitación donde vivía con Natalia Sedova, su esposa, y Vsevolod "Seva" Platonovich Volkov -ahora llamado Esteban Volkov, quien aún vive en México.
Es una casa que se respira exilio y paranoia constante en cada esquina. Casi no hay cuadros o decoración, todas sus ventanas y accesos modificados por seguridad (adentro da la sensación de estar en una prisión con pasadizos y puertas metálicas pesadas) y las marcas de más de 200 balas disparadas en un fallido atentado que jamás fueron reparadas.
Me detengo en algunas impresiones de la casa alquilada por Trotsky en la calle Viena en Coyoacán, población hoy absorbida por la mancha urbana del DF.
Aunque no es una fijación premeditada, ya no tengo escapatoria. Después de haber estado en la tumba de Carlos Marx en Highgates (Londres) y el lugar de nacimiento de Stalin en Gori (Georgia), la plaza Roja de Moscú es una visita obligada.
Desde el ingreso mismo intenta ser benevolente con el vilipendiado personaje a través de una selección muy interesante de fotografías. A través de un archivo fotográfico en el hall de ingreso y también las habitaciones que ocuparon los vigilantes voluntarios, Trotsky es retratado en diversos momentos de su actividad, expectativas y designios políticos, que marcaron su vida misma.
tumba de León Trotsky |
Un animal político por esencia, los vestigios de la última morada de León Trotsky reflejan esa inagotable vocación política. La casa, originalmente una casa de campo acondicionada para albergar a Trotsky y su familia, es amplia pero modesta. Tras una cocina simple conectada a una parca sala, Trotsky instaló a su equipo de mecanógrafas y secretarios que traducían y reproducían sus textos con "modernos" aparatos para la época. Junto a esta habitación se encuentra el escritorio principal y, más allá, una pequeña habitación donde vivía con Natalia Sedova, su esposa, y Vsevolod "Seva" Platonovich Volkov -ahora llamado Esteban Volkov, quien aún vive en México.
Es una casa que se respira exilio y paranoia constante en cada esquina. Casi no hay cuadros o decoración, todas sus ventanas y accesos modificados por seguridad (adentro da la sensación de estar en una prisión con pasadizos y puertas metálicas pesadas) y las marcas de más de 200 balas disparadas en un fallido atentado que jamás fueron reparadas.
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