6 de agosto de 2009

dulce tierra boliviana

Hay muchas letras, melodias, olores, colores, sabores, de lo cotidiano, de lo pasado y de lo eterno, que alborotan las sensaciones y percepciones, desde lejos, en el día de mi patria.

Al no estar viviendo la construcción institucionalizada de este ciento-ochenta-y-no-se-cuanto anirversario de independencia (que no ha querido decir, ni quiere decir libertad), me abstengo de toda consideración histórica y mucho más cualquier argumentación política.

La patria, desde lejos, es la autoalimentación permanente del recuerdo, la revisión de la estática 'capturada' al partir que se convierte en una mágica distorsión y una entrañable y recurrente melancolía. Así somos los bolis. Cada quien con lo suyo y con lo que puede, queriendo a la tierra de uno y siempre sonriendo al reinventarse imaginariamente 'el regreso'.

Se va la primerita con una composición de la gran Matilde Casazola.


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