3 de julio de 2011

Del Estado-Nación al Estado Plurinacional, una pregunta desde el Congreso de la AEB



Artículo publicado en la separata del Aula Libre en Página Siete, el sábado 02 de julio de 2011.

En la semana que termina se llevó a cabo en Sucre el 6to Congreso de la Asociación de Estudios Bolivianos, una entidad que agrupa a investigadores nacionales y extranjeros en ciencias sociales y humanas cuyo principal interés académico es Bolivia.

Resulta difícil comentar sobre el encuentro en su amplio espectro porque se presentaron más de 190 ponencias en 25 mesas temáticas, muchas de ellas desde perspectivas trans/multidisciplinarias. Por ello opto por compartir, desde el limitado alcance de mi presencia en algunas ponencias y percepción subjetiva, una pregunta que apareció recurrentemente, ¿es el proyecto de Estado plurinacional una ruptura o más bien una continuidad del proyecto de Estado-nación proveniente del proceso recolucionario del 52?

Resulta ciertamente difícil responder esta interrogante y en tan limitado espacio no pretendo más que contextualizarla y proponerla como tema de debate, esto porque siento que puede ser un escenario de debate analítico-conceptual, empírico y también práctico del proyecto de Estado que se propone.

Este “nuevo” Estado, se discutió en varios momentos del congreso, que aparece expresado en la nueva Constitución,  también se presenta de manera viva y conflictiva en las aspiraciones de grupos sociales, sectoriales y regionales por materializar sus imaginarios respecto a una participación en el Estado y el ejercicio democrático que esté de acuerdo a sus intereses y preconceptos político-culturales.

La complejidad se da porque, a priori, pareciera que hay elementos del proyecto de Estado-nación del 52 que perduran en el plurinacional reafirmando además principios y derechos fundamentales de lo liberal/individual. Pero por otra parte, irrumpe el proyecto plurinacional como respuesta a lo que el viejo Estado no fue capaz de resolver.

Más allá de lo meramente discursivo, aparece como una salida negociadora la operacionalización de las autonomías, regionales, locales o indígenas-originarias, que no deja de concentrar fuertes contradicciones y eslabones irresueltos, sobre todo cuando se discute el ejercicio y la concentración del poder que por ahora es más bien centralista.

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