1 de octubre de 2011

Anonymous y la ciberprotesta por el TIPNIS



Artículo publicado el sábado 1ro de octubre en la separata del Aula Libre en Página Siete

Las protestas por el bloqueo y posterior represión de las fuerzas policiales a la VIII Marcha Indígena por el TIPNIS han sido contundentes durante toda la semana en todo el país. A pesar de las renuncias, mensajes presidenciales y llamados al diálogo, el gobierno parece incapaz de revertir la molestia en gran parte de la población y el descrédito ante la opinión pública internacional.

Entre todas las protestas ocurrió un hecho significativo y ciertamente nuevo en el activismo político. Anonymous, que no es un hacker [1], no es una persona, es una red global de anarquistas cibernéticos que actúa bajo la categoría Russelliana del “cerebro global”, cumplió la denominada “OperaciónBolivia” junto a otro grupo denominado Lulzsec, un ataque cibernético al gobierno boliviano, que había anunciado en un vídeo de YouTube.


Esta amenaza fue finalmente ejecutada el martes pasado tras los ya conocidos violentos sucesos de Yucumo. El “operativo” reveló casi 5 mil cuentas y claves de correos electrónicos y 3 mil cuentas de WiFi de Entel, la base de datos de la división policial DIPROVE fue hackeada y completamente expuesta y los sitios de la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía General y el Instituto Geográfico Militar ridículamente hackeados. Es más, el principal objetivo de la operación, el sitio de la presidencia fue también hackeado y neutralizado [2].

Hay voces que claman vandalismo cibernético, otras, las opositoras claro, que celebran aplaudiendo la intervención  y también quienes no comprenden completamente de qué se trata todo esto. No se trata de una acción político-partidaria, no tiene intenciones de robo o aprovechamiento de información, sino que ante todo demuestra la capacidad de escalar en las posibilidades de la protesta interviniendo espacios virtuales que son, cada vez más, referentes de la institucionalidad pública.

El operativo de Anonymous develó, primero, que los sistemas de seguridad informáticos en las instituciones“atacadas” son pobrísimos, lo que seguramente se refleja en todo el aparato estatal y esto debe ser un tema de discusión hacia la construcción del Gobierno Electrónico propuesto en la nueva Ley de Telecomunicaciones.


Pero además, el hackeo sistemático de sitios del Estado, táctica y simbólicamente elegidos, junto con mensajes específicamente dejados en cada uno de ellos, nos ofrece ser parte de una forma alternativa de activismo político que no se hacía en nuestro país. Las organizaciones sindicales y la espontaneidad de la sociedad civil eran, hasta ahora, las formas monopólicas del ejercicio práctico de la protesta. Las redes sociales en internet han jugado un rol en la convocatoria y filiación de esa sociedad civil desarticulada orgánicamente –tema que será expuesto en otra oportunidad– sin embargo, la “Operación Bolivia” nos trae a casa un formato más de protesta directa, altamente coordinada, global y probadamente contundente.


A tomarla muy en cuenta.




[1] Entiéndase a Hacker como como una persona que es activista y que comparte una conciencia colectiva promotora de la libertad del conocimiento y la justicia social.
[2] Tomado del sitio que resume la Operación Bolivia: http://pastebin.com/3KhzfR9j

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