8 de enero de 2014

Los libros que quedan atrás


Es inevitable.

Nuevamente nos toca dejar los libros acumulados en estos casi dos años en Letonia, una pequeña aunque no menos peculiar biblioteca de libros en inglés, ruso, letón y castellano.

Dejamos además muebles y una cantidad de otros objetos que les atribuyo un valor diametralmente opuesto al de los libros.

Esto ya me pasó al dejar Inglaterra el 2010, aunque la solución parcial fue entregarle el muerto a mi hermana que por entonces vivía cerca de Hamburgo (Alemania), una caja de más de 30 kilos con libros que aún siguen en sus estantes (ahora en Bochum). Aunque algunos quedaron en la casa donde yo vivía de Kingston y otros en el ático de un amigo en Sunbury... 

Eso sí, hay algunos imperdonables que van en el equipaje como sea y otros tantos que esperan al otro lado. La pregunta, por cierto un tanto fetiche, es ¿qué se hace con una biblioteca partida? 

Quiero pensar que es como una huella del paso de uno por ese lugar, quizá para que alguien de paso -ojalá mi propio hijo en el futuro- se encuentre con el marcador de libro o alguna nota perdida.

tomé esta foto en mi departamento en Riga, en marzo de 2013


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