Llego al 1er Congreso online de Gestión Cultural 2016 de manera silenciosa, sin conocer a casi nadie (salvo al activo y polifacético Daniel Cotillas, que no es poca cosa) y sin que importe cuanta notoriedad cobre esta colaboración.
La posibilidad de sumarse desde casa, sin viajar, escribiendo de noche, sin desatender las horas de cuidado de dos pequeños niños que intento compartir con mi pareja y quizá con la opción que estas ideas le lleguen a más gente ahora a través de la discusión #GCultural2016 en redes sociales y en el futuro por canales libres (de ahí que siga creyendo en el blog como un espacio de importancia, de libertad y crecimiento) me pareció una idea más que atractiva. Así que aquí voy.
Como no soy experto ni vivo conectado de manera cotidiana a la gestión cultural, pensé relevante compartir una reflexión (quizá relevante para la Mesa 1: Gestión cultural para la producción de cultura libre; dirá la organización) desde un ángulo más cercano a lo mío: cómo avanzar en la gestión colaborativa rumbo la cultura libre en las organizaciones no gubernamentales (ONG).
Intentemos evitar el debate sobre las ONG y su relevancia política, aporte social o pertinencia cultural en la actualidad. No es el espacio. Sí me interesa discutir las posibilidades de adoptar prácticas, recursos y productos/resultados colaborativos que aporten hacia una cultura libre, que permitan recuperar un rumbo de vanguardia y conexión social.